Hablar de Masaki Mizuno es hablar de la sensualidad y la sencillez. Sus trabajo gira alrededor de la autoreflexión. Su sentido natural del estilo se impone en cada una de sus piezas como reflejo de su profunda expresividad.
Nacido en 1971 en Japón en la provincia de Ishikawa, se graduó en el Bunka Fashion College. Para Mizuno su trabajo consiste en la expresión de la psicología interior, reflexión propia que ha de reflejarse en el arte. Siempre ha insistido en la influencia e importancia de la figura de su madre, que era pintora. Después de graduarse pasó siete años explorando el arte puro, un período de su vida que ha tenido una tremenda influencia en su manera de ilustrar hoy en día.
Sus ilustraciones siguen dos caminos: uno más personal en el que la sensualidad de sus desnudos tiene un protagonismo muy explícito, y el que realiza para el mundo de la moda. Su técnica es muy tradicional y está basada en el empleo de acrílicos, lápices y gouche. Su arte es de una autenticidad imposible de reproducir por la tecnología digital.
"A fin de relacionarlo con la dinámica y los cambios de nuestra sociedad actual, trato de evolucionar mi trabajo a través de diferentes elementos e ideas que le den un mayor enfoque a mi trabajo. Mi interés por las técnicas tradicionales de arte, de forma perezosa, trasladan la idea abstracta dentro de algo concreto y real. Veo mi trabajo como una manera de descubrir la quintaesencia del concepto".
Aunque se enorgullece de que todo su trabajo sea puramente analógico, admite que el uso digital sería una lógica forma de ilustrar textiles y materiales nuevos que se crean cada año. Sin embargo, apuesta por el encanto genuino de un trabajo artesanal en el que artistas como Egon Schiele, Antonio López, Isao Yajima y Rei Kawakubo han influido de alguna manera por su capacidad de superación de la norma social.
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