lunes, 1 de septiembre de 2014

MANUEL PERTEGAZ - Maestro de maestros

Para MANUEL PERTEGAZ, criado entre mujeres, telas, telas, ovillos y agujas, la costura era algo innato. Nacido en 1918 en Oiba (Teruel) su familia se trasladó a Barcelona cuando contaba con 9 años. Al año de llegar comenzó a trabajar en taller de joyería de la calle de los Ángeles y a los trece pasó a la sastrería de Angulo. Allí es donde descubrió su verdadera pasión: la moda femenina. Poco a poco conoce los entresijos del oficio y comienza a vestidos para sus conocidas. 



Arriba: Presentando una colección de novias en Berlín.
Debajo: Desfile en su casa de Pineda del mar - 
El modisto con Paloma Picasso y Massiel. 


En 1942 se independiza y abre su propia casa de alta costura en la avenida Diagonal. Allí presenta su primera colección que ya lleva el sello que le caracteriza de por vida: elegancia. Pero también mucha originalidad .El éxito le lleva a abrir otra casa en Madrid en 1948 y comienza  sus viajes a Estados Unidos donde sus trajes comienzan a apreciarse y venderse meteóricamente. Aquel mismo año recibe el "Oscar de la Costura" de la Universidad de Harvard. También fue el primer modisto español que consiguió que sus creaciones a la lujosa y exclusiva Quinta Avenida de Nueva York. 



Para finales de la década de los cincuenta Pertegaz era un modisto plenamente reconocido mundialmente. Valga como ejemplo que estuvo a punto de hacerse cargo de la Maison Dior a la muerte de Christian Dior pero declinó la oferta. Las condecoraciones, premios y reconocimientos se suceden durante los años. A comienzos de la década de los 60 Pertegaz intuye  el cambio que se está produciendo y se sube al tren. En 1970 se adapta al Prêt-à-Porter, saca sus primeros perfumes y su fama crece cada día sin que la calidad y el estilo decaigan. 


Manuel Pertegaz ha sido un precursor. Un creador que siempre intentó rebelarse, al que no le interesaba seguir la corriente y que no quería recaer en el "uniforme de la moda", como él solía decir. Si bien es cierto que, al comienzo de su carrera, Balenciaga le marcó pero después siguió su propio camino. Pertegaz declaraba que era necesario pasar por la tradición para llegar a la excelencia: "Hay que pasar por la inmensa curiosidad que producen los mitos y luego crear un sello propio". Se definía como una persona muy perfeccionista.


Sobre su originalidad solía referirse a que era fruto del aislamiento de España durante los años cuarenta. Aquel hecho había obligado a los creadores de su tiempo a ser originales a la fuerza ya que no había acceso a lo que se producía fuera de nuestras fronteras. Por lo tanto no había nada que copiar. Pertegaz volvió al pasado y estudió la historia de España y la corte española. Después pasó a la década de los cincuenta con muchísima audacia, osadía y atrevimiento. 



"Siempre ha pensado que lo hay que hacer es elaborar el modelo para el cuerpo y no que el cuerpo se adapte al modelo. La elegancia es algo que emana de la persona, peor quien se atavía con uno de mis vestidos tiene mucho ganado". Consideraba que su estilo definía a un tipo de mujer elegante y sofisticada. No en vano vistió a muchas mujeres que cumplían esas premisas: Ava Gadner, Audrey Hepburn, Jackie Kennedy... Sus diseños favorecían la figura femenina gracias a una elegancia clásica y eterna. 


La famosa falda-pantalón de los años cincuenta de Pertegaz.



Pertegaz acabó su carrera con algunos de los más grandes honores que podía recibir. El primero fue la concesión de el premio "Aguja de oro". Posteriormente recibió el mayor  homenaje que se le puede rendir a un modisto: una retrospectiva de sus creaciones en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Una reivindicación de la importancia del modisto y un reconocimiento a más de setenta años en la alta costura.


Laura Ponte con un modelo de Pertegaz para el catálogo
del museo Reina Sofía. Fotografía de Antoni Bernad. 

En 2004 el broche a su carrera fue recibir el encargo de diseñar y confeccionar el vestido de la entonces prometida del Príncipe de Asturias, Letizia Ortiz, futura reina de España. Durante sus últimos años siguió trabajando, a un ritmo mucho más pausado, de manera que pudiera disfrutar de su pequeño retiro en su torre de Sant Jaume del Maresme. 



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