HISTORIA DE LA MODA - EL TRENCH

Popularizado por la firma Burberry, que lo ha convertido en su prenda más conocida y emblemática, el TRENCH cumple aniversario. Cien años de prenda, al menos oficialmente,

Thomas Burberry se preguntaba, allá por 1870, si no habría alguna manera de impermeabilizar tejidos frente a la lluvia y al viento. Comenzó a experimentar con materiales rudos que permitieran transpirar y, de este modo, el trench comenzó a perfilarse. En la expedición polar de Roald Amundsen, Ernest Shackleton y Robert Falcon Scott experimentaron con esta nueva técnica textil que repelía la lluvia, pero al mismo tiempo dejaba transpirar mientras que resistía al mal tiempo pero mantenía el calor.

Thomas Burberry

Sir Ernest Shackleton

Aunque ya hemos visto que la historia de esta gabardina se remonta a unos cuantos años antes, el primer trench fue diseñado para los oficiales del ejército británico. Fue precisamente Thomas Burberry en 1914 quien lo presentó dotándole de propiedades impermeables que lo hicieran flexible y ligero pero, al mismo tiempo, resistente y funcional sin renunciar a la comodidad de la prenda. El diseñador lo bautizó como Burberry Tielocken. Por lo la famosa gabardina nació como prenda indiscutiblemente masculina. 

El trench se impuso a los pesados abrigos que se utilizaban en la Primera Guerra Mundial y se configuró de acuerdo a varios detalles característicos: hombreras, hebillas en los cinturones forradas de piel, anillas metálicas con forma D, botonadura doble, cinturón con argollas y el clásico forro con estampado de cuadros en estilo tartán escocés. Se establecen los colores tradicionales: beige, kaki y negro. 

Durante los años 40 y 50 el trench pasa a asociarse al mundo del cine. Casablanca con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, Audrey Hepburn y George Peppard en Desayuno con diamantes, un trench mojado en Cantando bajo la lluvia con Gene Kelly, o Los paraguas de Cherburgo, ya en los años 60, con una Catherine Deneuve irresistible con su gabardina. 

Se impone el estilo gentleman inglés para el galán de los años 50. Se asocia a las películas americanas de detectives de manera que lo misterioso, el suspense y lo enigmático son ya términos que definen la prenda. El concepto de glamour queda sellado para la mujer que utiliza el trench. 

La revolución del trench en Burberry se produjo con la llegada de Christopher Bailey a la casa. El diseñador ha conseguido reinterpretar la prenda cada temporada, manteniendo la estética básica, pero incorporando pequeños detalles que le aportan frescura y novedad. De este modo aunque el trench sigue siendo el punto de partida de cada colección Burberry, Bailey ha conseguido que transmita cambios y tendencias a lo largo de cada temporada. 

Si el trench se ha impuesto por un motivo es por su comodidad. Es una prenda muy versátil que puede utilizarse en época de entretiempo pues proporciona abrigo y protección pero sin pasar calor. Actualmente se considera un clásico en el armario, tanto para hombres como para mujeres, e incluso para niños. 

Los trench de Burberry se confecciona en Castleford, un pueblo situado al norte de Inglaterra. El elevado coste de esta prenda (un modelo básico puede alcanzar los 300 euros) se explica por el delicado proceso de elaboración. Los trabajadores de Burberry emplean alrededor de tres semanas en cada trench utilizando procesos tradicionales con técnicas modernas. Los detalles y los materiales utilizados hacen de cada gabardina una pieza única. 

Evidentemente hoy en día el trench ya no es exclusivo de Burberry. Grandes firmas de moda lo han adoptado y lo han adaptado a su propia personalidad a través del patronaje, la gama de colores, las medidas y los estilos. Sonia Rykiel, BCBG Max Azria, Blugirl y Richard Chai son algunos de los diseñadores que han apostado por el trench.

Max Azria

Richard Chai

Sonia Rykiel

Estrellas de cine, celebrities, it girls y numerosas personalidades utilizan el trench. Las formas de combinarlo con inabarcables pero la opción infalible sigue siendo hacer un nudo con el cinturón y ladearlo para darle un toque desenfadado.