¿Un bolso Dior sigue teniendo su glamour lo lleve quien lo lleve? Eso pensó el fotógrafo Quentin Shih, un artista que se decidió a comprar falsificaciones de productos de lujo (según Shih ninguno supera los nueve dólares) y se los llevó a la ciudad industrial de Linfen en China. Allí pasó tres semanas fotografiando a los trabajadores de las minas y las fábricas con esos mismos objetos.
Las fotografías de Quentin Shih hablan de la yuxtaposición entre ricos y pobres, de la industria de la moda y de su tema estrella: la sociedad china. Una serie fotográfica que expresa el materialismo occidental y la obsesión china por copiarlo y reproducirlo.
Quentin Shih ha conseguido una gran fama en su país sobre todo gracias a las series de fotografías que muestran la vida en China. Retratos de gran fuerza y expresión que representan una mirada con detalle a la vida cotidiana del gran gigante asiático; por ejemplo son muy conocidos sus retratos de jóvenes modernas chinas. Combina los trabajos más comerciales con su trabajo y visión personal.
Su gran talento y la calidad digital de sus imágenes le han hecho responsable de campañas publicitarias para grandes marcas como Siemens, Sony Ericsson, LG, McDonalds. Igualmente ha publicado para revistas de la talla de Vogue, Esquire o Forbes. Su trabajo para la promoción del torneo Master de tenis de Shanghai del pasado año, donde cada tenista tuvo su réplica en terracota (emulando a los famosos soldados chinos) tuvo una gran repercusión social.
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