lunes, 10 de noviembre de 2014

PATRICK DEMARCHELIER - Espontánea perfección

Un estilo fotográfico único en su género que, de manera espontánea, capta la realidad con una perfección que deja sin palabras. Ese es el fotógrafo PATRICK DEMARCHELIER.

  

El entorno en el que nació Patrick favoreció enormemente su afición a la fotografía. Su padrastro le regaló, siendo adolescente, una cámara Kodak y comenzó a tomar fotografías y revelarlas. En 1961 trabajó en un pequeño laboratorio realizando fotografías para pasaportes. Se trasladó a París en 1963 y comenzó como asistente fotográfico para Cinémonde. Su salto a la moda se produjo gracias al fotógrafo Hans Feurer, ya a principios de los setenta, para quien trabajó de asistente en la revista Nova.



Demarchelier se estableció por su cuenta y pronto fue llamado por revistas de moda como Marie Claire o Elle. En 1975 se traslada a Nueva York y, rápidamente, comienza a colaborar con Glamour, Mademoiselle y Vogue. La portada que realizó para esta última le proporciono la visibilidad y el reconocimiento que necesitaba para iniciar una vorágine de colaboraciones con otras muchas publicaciones: Rolling Stones, Life, Newsweek, Elle, y Vogue en sus ediciones francesa, británica y estadounidense. 



Entre los años 1992 y 2004, fue el fotógrafo principal de la revista Harper's Bazaar con la que firmó un acuerdo de exclusividad que le impidió volver a trabajar con Vogue y Condé Nast. Su vuelta en 2006 se produjo al lado de su hijo Víctor, con quien ha formado un tándem fotográfico.



Demarchelier pertenece a ese grupo de fotógrafos que sustituye la expresión "fotografía de moda" por "fotografía artística". Patrick evita las restricciones al respecto y busca las infinitas posibilidades estéticas que el arte ofrece mezclando estilos y propuestas. La introducción de la fantasía de ficción se la debemos a él quien ha sido un pionero en ese tipo de posibilidad visual. 



¿Qué filosofía guía a Demarchelier?. Él mismo lo ha confesado: "La belleza está en todos los lugares, basta con que abras tus ojos". Demarchelier la busca realizando un ejercicio de realismo y espontaneidad que le han valido el reconocimiento internacional. Energía y juventud es lo que derrochan sus imágenes. Del mismo modo sus retratos en blanco y negro son mundialmente conocidos por la captación psicológica que transmiten. La puesta en escena con luz natural es otra de las características de su obra. 



Portadas y campañas de publicidad emblemáticas han salido de su mente. Valgan de ejemplos la famosa publicidad de champú con Farrah Fawcett en 1978, la muñeca Brooke Shields de 1982 o el Calendario Pirelli en sus ediciones de 2005 y 2008. 



Las grandes personalidades y celebridades se han rendido a su objetivo: Nicole Kidman, Robert de Niro, Elton John, Ophra Winfrey... Uno de sus trabajos más famosos fue retratar a la princesa Diana de quien se convirtió en fotógrafo inicial tras fotografiarla en 1989. Ha realizado campañas fotográficas para las mejores firmas: Guerlain, Versace, Valentino, Prada, Michael Kors, Louis Vuitton, Chanel y un sinfín más de grandes de la moda. 




El mundo del cine lo ha seducido en varias ocasiones y Demarchelier no pudo resistirse realizando un par de breves intervenciones en la película Sex and the City y en El diablo se viste de Prada. Recibió en 2003 el Premio Internacional de la fundación Hasselbalad; ha sido ordenado como Officier dans l’ordre des Arts et des Lettres por la Ministra de Cultura de su país en 2007; en 2009 se le concedió el Premio de las Artes y las Letras de la República Francesa. De momento Demarchelier sigue en activo y no piensa de ningún modo en retirarse: "Cada día es un nuevo día, un nuevo reto, así que no hay jubilación. Cuando se es un fotógrafo uno sigue trabajando hasta que desaparece”.



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